La carestía y recesión no son “enfermedades” incurables
Mientras un sacerdote dice: “la paz del Señor esté siempre con ustedes” y el pueblo responde: “y con tu espíritu”; el presidente del Perú para los “mercados”, Julio Velarde, ha dicho: que la inflación “seguirá entre nosotros” y el pueblo le responde“por tu espíritu”.
En esta entrada analizaré, tanto el reconocimiento del ministro Alex Contreras que el perú está en recesión como el informe del Banco Central de Reserva del Perú sobre la inflación, incluyendo comparaciones con los apuntes de dos conferencias, que realizó Manuel Cachorro Seoane el 30 de mayo y 7 de junio de 1,956 en la casa del pueblo.
Como un pincelazo
inicial puedo decir que fue extraño para mi escuchar a Julio Velarde, a pesar de que
conoce que la inflación es un fenómeno monetario, destine veinticinco de
treinta y tres minutos, hablar de la economía en su conjunto en lo que
corresponde, a un informe sobre la inflación. Más entendible hubiera sido, que
se nos apabulle con cuadros llenos de comparaciones entre los diferentes
agregados monetarios. Sin embargo, insólitamente aparecieron cuadros del
comportamiento de la producción e incluso un nuevo sobre temperatura de las aguas
del mar.
Impuesto Inflación
Los
adolescentes de los años setenta-ochenta sabemos, por experiencia marcada a
fuego, que la inflación es la subida generalizada de los precios. Entonces ¿qué
es el impuesto inflación? El impuesto inflación, es el impuesto encubierto (por
carecer de legislación) que proviene de la perdida en la capacidad de compra o
poder adquisitivo del dinero. ¿Quién gana lo que uno pierde? Lo gana quien emitió
el dinero, por efecto del "seigniorage" que posee; termino
proveniente del inglés, que hace referencia al poder que otorga el emitir
moneda.
¿Quiénes son los más afectados por el "impuesto inflación"? los
más, son los más pobres. Usualmente aquellos desempleados, pensionistas, madres
solteras; y trabajadores, auto empleados o dependientes, cuyos ingresos solo
pueden aumentar por entregar más horas de trabajo, y no necesariamente en una
proporción uno a uno.
Por
ejemplo, en las cifras presentadas a setiembre 2023 el Banco Central comunicó la
comparación entre inflación acumulada desde diciembre 2020 a agosto 2023
en el rubro de alimentos y energía vs la inflación promedio, donde se puede
distinguir como se afecta más a las familias de menores ingresos. En ese mismo
periodo, la inflación al mes de agosto llegó a 7.66% haciendo que la acumulada en
alimentos y combustibles fuera 32.9% respecto del 21.9% de la inflación
promedio para el mismo periodo. Lo significa que las familias de menores
ingresos se han afectado cuando menos un décimo más que el promedio de
peruanos.
Por ello, el impuesto inflación es el peor de todos los impuestos. Porque la mayoría no lo pueden eludir o evadir, dado que los ingresos expresados en moneda nacional quedan expuestos a perder valor, extinguiendo el poder de compra del consumidor y el poder de gasto del productor dado que no solo se puede extinguir la ganancia sino incluso el capital de trabajo, si la inflación se hiper-acelera.
A diferencia de los
impuestos conocidos, donde por
teoría de impuestos nos dicen qué: si la base del impuesto, de cualquiera de
ellos, se reduce; y necesitas recaudar más, vas a tener que subir la tasa del
impuesto. En el impuesto inflación, no es necesario subir tasa alguna y a más
alta la inflación más se afectan las familias de menores ingresos.
Pero como es ello ¿se puede manejar la
recaudación de un impuesto encubierto? ¿Como se amplía la “base tributaria”
dentro del impuesto inflación?, ¿puede, política y económicamente, ser
manipulado? La respuesta es sí, dado que se amplía la extracción mediante una
mayor oferta monetaria, entendida como aquella que incluye la emisión proveniente
del banco central de reserva, como la proveniente de bancos privados.
Los economistas conocemos las diferentes
definiciones de "M" que existen. Donde la oferta monetaria
"M3", es igual a añadir los depósitos y otros valores en moneda
extranjera del sector privado a "M2", que es la suma de los billetes
y monedas más los depósitos a la vista, ahorro y plazo en moneda nacional. En
síntesis "M3", equivale a liquides total o definición nacional de
dinero.
Es por ello qué cobró mucho sentido, cuando Manuel
Seoane nos alertó en 1956 que "el mundo estaba enfermo de inflación
monetaria y que la maquinita se movía a una velocidad por el déficit fiscal; y
a una velocidad mayor, por la creación de dinero desde los bancos"
(crédito).
Sin embargo, hoy el Banco Central de Reserva que está prohibido por constitución de financiar al estado; maneja objetivos inflacionarios (inflation targeting) sin incluir emisión monetaria por déficit fiscal; a pesar de que el ejecutivo, presenta anualmente déficits fiscales estructurales. Siendo la inflación subyacente, “la que ven los bancos centrales”, según Julio Velarde, la inflación sin “alimentos y energía”.
Entonces repitiendo la pregunta que planteó
Seoane en las conferencias de 1956 “¿Cómo nos defendemos de la inflación de
los precios importados que vivimos? Frente a esa inflación, ¿no hay como
defenderse?” Considero que la respuesta, que dio Seoane está más vigente
que nunca: “la simple actitud de queja, de la rabieta, del lloro o del
insulto, no resuelve el problema porque los precios no hacen caso” […] “es
necesario con medidas, crear una voluntad colectiva que sea capaz de ponerle
atajo al flagelo” Lo mencionado significa identificar los “reales enemigos”
que impiden ejecutar lo postergado que necesita el pueblo.
Pero todos hemos escuchado al premiado
“mejor banquero central” Julio Velarde decir que nuevos movimientos al alza en
la tasa de interés no van a afectar los precios en alimentos y energía (dado
que la tasa de interés solo influye sobre la inflación subyacente); expresando sus esperanzas
que la inflación promedio al final del año se acerque más al tres por ciento, de
mantenerse la actual política monetaria.
Estas palabras, además de las explicaciones
en que los precios han sido afectados por casi todo; como la “gripe aviar” que
afectó al pollo y huevos, el alto costo de fertilizantes, las sequias en
algunas regiones, la floración del limón, y las previsiones en el fenómeno del niño
(fuerte o muy fuerte), junto con la conflictividad social bloqueo de
carreteras, el menor crecimiento mundial, el conflicto comercial entre china,
estados unidos y europa, y el conflicto bélico rusia-ucrania; significan un
mensaje claro que no pueden dar mejores previsiones en cuanto a los precios.
Es decir, indicó que los problemas “dentro del corral”
son múltiples, incluso participando vecinos y compadres. Dijo esto, sin dar
nombres ni emitir opinión sobre si es ilegitimo el actuar de un estado que
compromete a futuras generaciones inconsultamente con déficit fiscal, con tal
de gastar dineros hoy; con el agravante, de no dar soluciones a los problemas
de siempre.
Empero ¿Como se redime
del yugo que significa el impuesto inflación? Los peruanos de
esa época, y sobre todo los más pobres, sabemos que la “receta” incluye mucho
sacrificio y creatividad. Porque el ajuste obligó a las familias a tomar
penosas decisiones llevando que muchos dejen de estudiar o que los que continuaron
estudiando lo hicieran “consumismo”; con su mismo vestido, zapatos; eso mientras no todos lograban
comer, rogando de no enfermar. Mientras los que hacian una comida menos o no lograban comer hoy, soñaban en comer mañana pero sin poder
dormir bien. Cualquier pueblo que haya sufrido esa penuria, no merece volverla a
pasar.
Entonces,
de acuerdo con el informe del BCRP el impuesto inflación acumulado en los
dos últimos años y medio ha sido 32.9%, principalmente proveniente del
crecimiento en los precios de alimentos y energía. Siendo la inflación
subyacente de 3.8% mensual a setiembre 2023. Lo que juntamente con lo
declarado por el presidente del Banco Central de Reserva, significa que al
gobierno le es imprescindible salir de la recesión, trabajando con seriedad
el principal componente del crecimiento. La inversión y no el gasto
Revolucionaria Inversión
La revolucionaria inversión que fomenta la economía aprista o economía de
la libertad es aquella que se realiza para construir nuevos modos de
organización de los factores productivos, creando capital tecnológico que aumenta la productividad; y, por lo
tanto, mejorando los ingresos. Esta revolucionaria inversión, se realiza al
revés de como numerosos ministros de economía lo han venido intentando.
El
fomento de la Inversión es la verdadera revolución, porque no se puede invertir
sin crédito, si es que no ahorramos primero. Es decir, debemos reformar el
ahorro, equivalente económico de la confianza, como primer paso, y como
consecuencia de ese, recuperar la tributación. Dado que sin renunciar a
consumir hoy no es posible invertir para mañana. Por ello nos oponemos y decimos
que es al revés. No a “reformas tributarias” que buscan financiar mayores gastos
y alejan, tanto a inversionistas como al ciudadano trabajador; porque no recuperan
ni la confianza ni el crecimiento económico.
Por
el contrario, en la economía de la libertad se está a favor de reformas de la
confianza, porque facilitan la ampliación de la base tributaria que contribuye
a recuperar la tributación. El mejor ejemplo de lo mal que puede se puede hacer
es la gestión del exministro Pedro Francke, queriendo recuperar la confianza proponiendo
con la otra mano una reforma tributaria.
Reformando la Confianza
Una
sociedad que se concentra en el consumo, por obvia consecuencia, suprime el
ahorro, con lo cual prácticamente anula la inversión, si es que no dispone de
crédito. Reducir la inversión afecta la capacidad de elevar la productividad y;
por ende, los ingresos futuros. Entonces la falta de inversión desequilibra a
la economía en su conjunto, pero ¿Por qué ocurre ello?
Porque
en la economía hay limitaciones de capital o mejor dicho el capital no es
ilimitado o carente de impacto ante cambios. Así, la aparición de conflictos
durante el periodo de recuperación del capital, cambios imprevistos sobre
variables determinantes; o la aparición de costos evitables, son los que hacen
que se seleccione la inversión, se le detenga o incluso se decida postergarla o
no realizarla.
La incapacidad de este gobierno para actuar sobre los determinantes
(de gestión) que afectan a la confianza explica el comportamiento de la
inversión. Ya precisamos que en la
“economía aprista” el estado interviene basado en dos criterios: a) para evitar la anarquía en los mercados que
está principalmente referido al consumo y gasto y b) para fomentar el
desarrollo en el país que esté directamente a la inversión.
El
fomento de la inversión, que no es promoción ni atracción de inversionistas e inversiones,
característico del mercantilismo entreguista; es fruto de la humildad con
que se reconocen y valoran las riquezas que se disponen y de las
posibilidades de ponerlas en valor durante la formulación, desarrollo e
implementación de los proyectos. Esto es válido, tanto por el sector privado
como por el estado.
Siendo,
por lo tanto, necesario hacer frente a la incertidumbre y al riesgo en las
diferentes etapas de los proyectos. La definición tradicional de riesgo es la “referida
a las situaciones en las que los resultados de un acontecimiento aleatorio se pueden
especificar, y se conoce la probabilidad de ocurrir que tiene cada resultado”. Hay
incertidumbre, “cuando solo se conocían los posibles resultados, pero no las probabilidades”[1].
La “teoría de la utilidad esperada”, la cual es determinante en las decisiones de inversión y, aceptando sus axiomas, indica la proporción de individuos que en situaciones de riesgo maximizaran la utilidad esperada de la riqueza. Con lo cual el análisis de la media y la varianza de cada opción de inversión permite conocer las debilidades o limites estructurales de cada proyecto.
Por lo tanto, la reforma de la confianza es determinante, porque todas las consideraciones técnico-económicas de la inversión y su evaluación se dejan de lado, cuando los riesgos son imprevisibles o la frecuencia en que ocurren eventos se incrementa, debilitando la rentabilidad.
Además,
conocidos han sido los casos ocurridos en Pro-Inversión en el nivel del
gobierno central, y de “perfileros”, dentro de la inversión pública
subnacional. Así como de otros profesionales técnicos. Que muestran dentro
de la administración pública la organización de una “falsa meritocracia”
basada en patronazgos contratando a dedo a funcionarios porque eran miembros
de redes de confianza. El pertenecer a estas redes significó privilegios
como: ascensos, mejores remuneraciones fuera de topes establecidos llegando
incluso a establecerse relaciones clientelares y cerrando el circulo al obtener
estabilidad y ascensos.
Esto
que es frecuente dentro del modelo con planificación centralizada y búsqueda de
la igualdad, se observa durante las etapas de formulación y evaluación social
de proyectos, que tienen alta rentabilidad económica. Incluso manipulando (sobre
o subvalorando) impactos ambientales y otros; cuando la población cercana que
participa reconoce que es un buen proyecto, pero no está interesada en que se
realice por diversas razones.
Esto
porque terceros, evitan que, dentro del área de influencia, se reciban
beneficios o se postergue. En la “economía aprista” el esfuerzo es concertado
con la comunidad con respeto, haciendo posible la inversión y que ningún
extremo se superponga sobre otros. En la economía aprista no hay
supremacías, de unos sobre otros, dado que todos los posibles beneficiarios,
postergados por tantos años, tienen solidario interés porque se concrete lo
beneficioso[2].
La
reforma de la confianza impulsará el país porque permitirá una gestión de la inversión
pública, de forma macrorregional y quinquenalmente, porque la asignación de
canon no significa PROPIEDAD de los recursos y porque con simplificación del
proceso burocrático-administrativo se supera la incapacidad de ejecución de
TODOS los gobiernos regionales. Además, que reducir la negociación en el
congreso de presupuestos anuales de inversiones reduce las conocidas
corruptelas.
Recuperación Tributaria
Mientras
que, para los abogados, principios tributarios son, los de: legalidad,
uniformidad, no confiscatoriedad, causalidad, generalidad, razonabilidad,
proporcionalidad, con los cuales sustentan la defensa del contribuyente ante
abusos. Desde mi perspectiva para la economía aprista, el principio por antonomasia
es la legitimidad fiscal
tributaria. Porque no
hay legitimidad alguna si a un contribuyente se le exige por ejemplo tres veces:
por su renta, por el valor agregado en su vivienda, y el impuesto territorial.
El sistema tributario
peruano es de desarrollo relativamente reciente. Sin embargo, los aportes
documentados desde el aprismo sobre este tema han sido significativos. El Apra
desde su fundación, indicó el camino de la "legitimidad fiscal" en
los tributos, y recogió la experiencia nacional de carecer de tributos, así
como de la organización para recaudarlos característica de la primera
bancarrota nacional (crisis del guano y la guerra con Chile).
Los aportes tributarios
se consignan en el programa mínimo de acción de inmediata de 1931 donde se
precisa como necesaria: a) la organización de la recaudación en una institución
propia del estado, b) la apropiada identificación de los contribuyentes, c) la
reducción y eliminación de impuestos indirectos que afectaban el consumo del
pueblo, entre otras múltiples acciones.
Es así como producto de
las gestiones y presiones de sucesivas células parlamentarias apristas se
fueron concretando las reformas. Por ejemplo, en el primer gobierno del
presidente Belaunde se establece la superintendencia de contribuciones, se
cambia el sistema cedular por el impuesto único a la renta, se crean el
impuesto al valor de la propiedad predial y el impuesto al patrimonio
accionario.
Los planes del aprismo fueron
llevados a la ejecución, habiendo señales de nuestra intervención, dentro de un
sistema que incluye Impuestos,
Contribuciones y Tasas. Los impuestos producto del pago de dineros sin que
el contribuyente espere nada a cambio. Los segundos, que casi no quedan,
son aquellas aportaciones a fondos públicos como EsSalud; y finalmente las
tasas, que son pagos por servicios, por lo regular de nivel local, cuya lógica
es cubrir el costo del servicio.
En
cuanto a tributos, son nueve los relevantes: renta (personal y
empresarial), ventas, consumo, patrimonio predial, vehicular, embarcaciones
recreativas, transacciones financieras y derechos arancelarios. Que, por la
importancia de lo recaudado, los podemos agrupar como impuestos: al
consumo, a la renta y a la propiedad.
En esencia se "tributa sobre el dinero que ganas, siempre y cuando
sea considerado suficiente para que contribuyas". Sin embargo, si ya tributaste sobre la fuente
que genera los ingresos, pagar impuestos sobre el patrimonio es castigar la
acumulación de activos (inversión), aunque estos sean considerados "bienes
de consumo suntuarios". Además, hacerlo sobre la base de "exigir a
personas que tienen más capacidad de contribuir, que lo hagan"; es también
destruir la posibilidad de desarrollar nuevas "industrias" con esa
sobre carga tributaria.
La
explotación de espacios con distinta capacidad para contribuir (aplicando tasas
impositivas) no quiere decir que su recaudación será costo-efectiva; y que no
afecte a la promoción de la productividad de la peruanidad. Así como el
impuesto a la renta captura un espacio, lo mismo ocurre con otros tributos. Por
lo tanto, los apristas somos “anti-impuesto” porque los tributos no pueden
significar doble o sucesivo castigo al trabajo, los ahorros y la acumulación,
en síntesis, al esfuerzo.
En
la “economía aprista”, estamos por sistematizar tributos, más que por subir
tasas; e incluso preferimos reducirlas, por el efecto de disponibilidad de
recursos para invertir que produce. Por ejemplo, el IGV se creó en el año 1982
con catorce por ciento y posteriormente ha llegado al actual 19%. Siendo la
composición aproximada de indirectos cincuenta y uno por ciento, treinta por ciento
renta empresarial, y quince por ciento Renta personal.
De acuerdo con el cuadro adjunto se puede observar que una reforma estructural de segunda generación es el paso audaz de concretar la reducción de los impuestos indirectos como el IGV. Pero imprudente es hacerlo sin considerar el momento y peor sin cuidar que la disminución no se traslade a los consumidores. Sin embargo, la presión tributaria de los que actualmente pagan impuestos convive con la informalidad de los de nula presión tributaria.
Por ello, legitimidad fiscal hoy significa “una reforma
integral de la legislación tributaria, con plazo para la reducción a la mínima
expresión de impuestos indirectos que encarecen los consumos del pueblo, tales
como los que pesan sobre los artículos de primera necesidad, los que gravan el
pequeño comercio, las profesiones y los usos del capital no corporativo”.
Pero la reorganización de la recaudación directa de las rentas por el estado. Implica la evaluación el costo beneficio de la recaudación focalizando en impuestos directos a la explotación de recursos naturales, más efectivo de recaudar, que en el reemplazo de ingresos adicionales por impuestos a las herencias, donaciones y legados por ejemplo.
¿Para que los tributos son parte de la teoría económica, si la
defensa del contribuyente requiere de abogado? Los primeros defensores de la
legitimidad en el pago de los tributos somos los economistas como ya lo hacía David Ricardo en su libro de Economía Política y Tributación de 1817 donde indicó
los principios esenciales
"el capital puede ampliarse mediante una producción mayor o
mediante un consumo improductivo menor. Si al consumo del Estado, incrementado
gracias a la recaudación de impuestos adicionales, le corresponde una
producción mayor o un consumo menor por parte de la población, los impuestos
recaerán sobre el ingreso, y el capital nacional no se verá afectado; pero si
la producción no aumenta o el consumo improductivo no disminuye, entonces los
impuestos recaerán necesariamente sobre el capital, es decir menoscabarán el
fondo destinado al consumo productivo"
Entonces, la primera línea de defensa está en la legitimidad fiscal,
concepto económico del tributo, y cuyo espíritu no está en el artículo 74 de la
constitución. Por ello normas que no respetan y contribuyen a la legitimidad fiscal atentan contra la
estabilidad constitucional. Entre estas se ubican las reclamaciones justificadas por impuesto mínimo
(empresas con pérdidas que pagan impuestos) o límites a los gastos (respeto de
las rentas netas) deben ser suprimidas.
Lo mismo que sostener
exoneraciones sin revisar más de una década, construidas en base a la
corrupción "público-privada" de empresarios que contratan con
informales o “services”. No es verdadera justicia tributaria si se sustenta solo
en los criterios de proporcionalidad y equidad sin incluir el de legitimidad.
Capacidad económica y
contributiva son diferentes. La primera de acuerdo con los ingresos que obtiene y la segunda con la
disponibilidad luego de cubrir sus necesidades básicas. Los genios de la
lampara maravillosa de la izquierda incapaz dicen que "equidad en la
tributación" es: trato igual a los iguales y desigual a los desiguales.
Cuando ese principio no se solidifica la integración económica entre ciudadanos
diferentes de una nación, sino el de legitimidad.
Tampoco es justicia
"el que gana más, paga más; y el que gana menos, paga menos; ni que los
ingresos tengan que llegar a todas las comunidades y municipios por igual, por
más que así lo justifique su necesidad de desarrollo. Las críticas por sistemas
tributarios que acentúan la desigualdad, son cada vez más fuertes. Sin embargo ello es producto de
tributos complejos, de difícil gestión, con trato agobiante al contribuyente,
desiguales exoneraciones y atención de reclamaciones favorables solo a los que más tienen.
Entonces, "Trato de pareja" con compadres y allegados; por un lado, e indiferencia y agobio por otro. Es lo necesario a desterrar de cualquier sistema tributario. Por ello, es necesario restituir la autoridad moral de la SUNAT, que junto a disponer de una clara legislación tributaria permita transmitir que se hace frente a intereses contrapuestos. Exigiendo a los principales contribuyentes y formando al 75 por ciento que represente la informalidad.
Termino diciendo que Seoane nos enseñó que “el remedio no es la libertad”. “La libertad económica es el premio de haber reorganizado la economía, haberla hecho sólida y fuerte. Entonces se disfruta de libertad”. Un hombre puede ser un empleado. ¿Qué libertad goza si tiene que ir a tal hora y salir a tal otra y tiene que trabajar ocho horas detrás de un escritorio? No tiene libertad. Pero si el disfruta de su propia fortuna, entonces tiene libertad. La libertad no es una causa. […] Si el señor que es empleado sale a la calle y comienza a caminar de una parte a la otra, gozando de su libertad a fin de mes no tiene con que comer. Eso es muy claro. La libertad no le da independencia. La da el trabajo. Lo mismo ocurre con los países. Nosotros para disfrutar de libertad, tenemos que arreglar primero las dolencias de nuestra economía”.
[1]
Blair & Kenny (1983) Microeconomía
con aplicaciones a la empresa Pag 159. Donde se cita la obra de Frank Knight Risk
Uncertainty and Profit
[2]
Para más detalles del regionalismo
aprista ver Gobernanza pública, Inversión y Desarrollo bajo el Regionalismo
Económico Aprista I https://projectd5.blogspot.com/2021/10/oh-peru-de-metal-y-melancolia-rol-del.html
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