Serie Palabras de Seoane: El dinero del Aprismo
Gráfico el vigor de la transcripción textual de las palabras de Manolo, con foto de él y otra en el día de su entierro, en ésta segunda entrega de la serie en su nombre. La cual busca traer su espíritu al siglo XXI.
Mediante volantes anónimos, arma eterna de los politiqueros criollos, está insinuándose una campaña de infamias contra el Partido Aprista Peruano. Esos volantes se preguntan de donde obtenemos dinero para sostener nuestros gastos partidarios.
Hacia tiempo queríamos decirlo. Somos el partido más pobre del Perú. No recibimos el apoyo de las empresas imperialistas extranjeras. No contamos con la alianza de gamonales criollos. Por el contrario, luchamos contra ellos.
Pero el aprismo, que no tiene oro físico que corrompe, tiene el oro de 18 kilates del entusiasmo y la convicción. Por eso el aprismo ha podido levantar, en todo el Perú, una vasta red de quinientos comités y podido inscribir en sus filas a más de cincuenta mil ciudadanos.
Nosotros no pagamos, como lo hacen los partidos politiqueros, a los que se inscriben en nuestras filas. Por el contrario, cada militante aprista tiene que pagar una cotización inicial y una cotización mensual. Este es el oro del aprismo. Dinero extraído de la pobreza popular para ser invertido en la vasta empresa de levantar el instrumento de las reinvindicaciones populares.
Pero hay más. Se pregunta como vivimos. Cualquiera puede saberlo, incluso usted lector desprevenido o lector emprejuiciado. Cualquiera puede acercarse a las secretarías apristas y a la Administración de este diario y meter las narices en nuestras cuentas. Somos un partido de puertas abiertas. Por algo somo el único Partido que hace públicas sus cuentas. Nuestras manos están limpias de toda corrupción. Todos los que trabajamos en el Partido, lo hacemos en forma desinteresada. Los sueldos del personal de redacción de esta casa han sido sueldos honorarios. Los sueldos de los empleados que atienden los comités apristas son inferiores a los pequeños sueldos que se pagan en cualquier parte del país. Y esto, que desafiamos a que se investigue, constituye nuestro mejor galardón.
Cuando un pueblo se yergue, como lo hace el pueblo que milita en el Partido, para sacudirse del Yugo de los amos extranjeros y de los amos criollos, cuando ese pueblo no escatima sus esfuerzo monetarios, intelectuales y físicos como ocurre en el Partido Aprista Peruano, hay que creer que ha sonado la hora definitiva de la liberación. Es es nuestro caso. Que lo sepan los cobardes perpetradores de anónimos. Y que lo comprueben todos los mal dicientes, los calumniadores profesionales, los excépticos afeminados, toda la gama que se debate en la oscuridad sembrando la cizaña y el odio.
Nuestro oro, es el oro del entusiasmo aprista, que no se agota jamás.
Publicado originalmente en el diario La Tribuna
Páginas Polémicas 1era Edición 1931 Pág. 15-17
Editorial La Tribuna
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