La carestía (Inflación) no es una enfermedad incurable

"Ser aprista no es llevar la obra del aprismo escrita en el programa, ni aleteando en las aclamaciones transitorias, en los momentos de exaltación y de entusiasmo. El aprismo hay que llevarlo hondo, muy hondo en la conciencia, en el propio espiritú Quien lo tiene escrito en la conciencia, ese sabe luchar y morir por él" Víctor Raúl Haya De la Torre Discurso oración Teatro Popular de Trujillo 18 Dic 1933 


La Carestia no es enfermedad Incurable: sus causas, sus remedios, la maquinita

(transcripción del texto de dos conferencias) Serie documentos Publicación de E. E. “La Tribuna”

 

Palabras previas

Las noches del 30 de mayo y del 7 de junio del presente año, en la enorme Aula Magna del Partido del Pueblo, sita en la Avenida Alfonso Ugarte 1012, de Lima, el líder de ese Partido, y exsenador por Lima, Manuel Seoane Corrales, sostuvo dos conferencias, la primera sobre las causas de la carestía de la vida, y la segunda sobre los remedios que pueden conjurarla.

La enorme repercusión alcanzada por ambas disertaciones, escuchadas por millares de oyentes, y su carácter didáctico, nos han impulsado a brindar su completo texto, tomado de la versión en cinta magnética. Accedemos así a constantes sugerencias y pedidos de diversos sectores. Seoane, como pocas veces en el Perú, ha puesto en claro, y con evidencia, los factores que engendran la continua alza de precios, y también ha indicado como se puede corregir el mal, si de veras quiere combatírsele. 

Los cuadros y gráficos que acompañan el texto han sido preparados por la Secretaría de Estadística del Partido del Pueblo, desempeñada por su titular y reemplazante, Hilda Gadea de Guevara y Carlomagno Lingán, respectivamente.


Los Editores

Lima, junio de 1958

 

Las Causas de la Carestía

Sumario analítico de la 1era conferencia

1.  a) ¿Qué es la inflación? La inflación y la gripe asiática, herencias de la segunda guerra mundial. Una epidemia que rompe cordones sanitarios. Miremos las casas de los vecinos. Las enfermedades no se curan con quejas

b) ¿Quién la provoca? La manía criolla de culpar de todo al gobierno. Pero como en Fuente Ovejuna, todos a una. La maquinita que emite billetes corre a 35 km por hora. El chivo emisario, el préstamo al gobierno, solo empuja a 16 km por hora. El más veloz de la familia: el crédito bancario avanza a 63 km por hora. La bomba de tiempo del ochenio. Los bancos y el cuento del sofá. Los que fabrican el dinero ocultan el rostro.

c) ¿Quién lo aprovecha? El volumen de la producción avanza a paso de tortuga. El aumento medido en dólares es la mitad del aumento medido en soles. Cuando el dólar se agranda y el sol se achica el pueblo resulta subsidiando la exportación. 

2.    El alza del dólar es contagiosa y se urde premeditadamente.

La estabilidad monetaria es como el crédito de los individuos. Nadie puede comprar indefinidamente más de lo que gana, sin endeudarse primero e ir a la quiebra después. Una enfermedad provocada: el déficit de la balanza comercial. El bacilo que la provoca; el derecho a importar cualquier cosa en cualquier cantidad. El inevitable resultado de la dolencia: el alza del dólar. Cuando suben de precio los artículos importados, contagian el alza a todos los demás. El que vende olluquitos en Corongo hace su pan harina importada.

3.  La recesión americana también nos castiga.

Cuando el Tío sólo se resfría, el contagio les resulta pulmonía a los sobrinos. Viajamos en el mismo barco, pero nosotros en segunda clase. A los parientes se les presta poco. Un apóstol que predica libertad, pero practica controles. El atún peruano sabe que la espera es una lata. Compramos cemento fuera cuando la fábrica de Atocongo está parada. También ayudamos a la industria textil británica, aunque los stocks de tejidos nacionales llegan al tope. Mister Nixon vio el problema, y una segunda sería un éxito. 

4.    El impuesto al consumo es ordeñar la vaca flaca. Como se distribuye los frutos de la renta nacional. En renta por cabeza, el Perú ocupa el quinto lugar de América, empezando por la cola. Los impuestos indirectos sólo significan una cuarta parte de los impuestos presupuestales. El especulador aprovecha cada alza de impuesto al consumo. Todos son pretextos para encarecer las cosas. 

5.    La carrera entre los precios y los salarios. El perro que quiere morderse la cola. Como en la bicicleta, un pedal empuja al otro. El salario es como la infantería avanza a pie y combatiendo. El precio se escapa por las ventanas y solo viaja en automóvil. La ilusión de una carrera. El pueblo quiere que los precios queden quietos y les alcancen los recursos para vivir. 

6.    Los gastos improductivos y el dinero que se derrocha. El desafío demográfico. Con un 50 por ciento de población inactiva nos multiplicamos más rápidamente que la China. Un país joven no puede despilfarrar sus escasos recursos. El premio a 7 años de burocracia una jubilación hasta la muerte, y de yapa un montepío. También tiene subvención la Banda Orquestal Sinfónica de Cajabamba. El presupuesto de Inversiones sólo alcanza al 1.65% del presupuesto. 

7.  La falta de un Plan. El rio revuelto de ciertos pescadores. Un lema que todos proclaman “yo no tengo la culpa”. El consejo de no gastar es como no nadar se cae al agua. Un método la libertad, pero con plan. Se aproximan meses malos y las victimas no deben odiarse ni dividirse. Una política constructiva al servicio de la nación. Un gran fórum de responsabilidad nacional.

1era Conferencia

(sábado 30 de mayo de 1958)

Compañero secretario general, compañeras y compañeros: Es verdaderamente reconfortante venir a un acto como esté. Se anuncia un tema árido y complejo y se encuentra esta enorme multitud, rebosante e inquieta. También existe una tremenda preocupación en el grupo de investigadores que ha procurado hacer un estudio de las causas de la carestía. Se ha querido preparar un conjunto de bases que puedan servir de solución para ese problema. Esa preocupación es, por una parte, sentir la angustia del pueblo peruano que ve continuamente como sube el precio de las cosas. Y por otra, la muy responsable preocupación patriótica de saber que los meses venideros pueden agravar el problema en lugar de paliarlo.

Son razones de orden nacional e internacional que desgraciadamente inciden sobre nuestra economía en forma desfavorable. Por eso hemos creído indispensable y oportuno hacer un ensayo, un esfuerzo, para vulgarizar este problema. Porque sólo creando una conciencia de las causas del encarecimiento, y una seguridad en los métodos para combatirlo, es que pude forjarse la voluntad cívica capaz de transformar las bases que engendran estos males. Para eso, es indispensable llegar a la conciencia del pueblo. Allí reside la única matriz capaz de provocar una transformación real. Las demás son efímeras o artificiales. ¡Enseñar, Enseñar!

En nuestros colegios se aprende aritmética, y la gente sale sabiendo que dos y dos son cuatro. Saben sumar. Otros aprenden con predilección las operaciones de la resta… Otros la multiplicación, y algunos resentidos la de la división…(risas).

Se enseña también el castellano o la historia. Al termino del ciclo escolar puede surgir un poeta, o un gran escritor o un buen periodista. Pero en materia de Economía Social, cuando este hombre, con educación primaria y también con educación universitaria, enfrenta el problema de la carestía, y cuando le hablan de la balanza comercial, o de la balanza de pagos, de la Teoría del insumo y de la Técnica de Leontieff, se queda perplejo, no sabe cómo ocurren las alzas, quien las produce. Simplemente conoce que cada vez se achican los soles y se agrandan los precios.

Por eso, queremos hacer un esfuerzo vigoroso para descubrir la mecánica que empuja los precios hacia arriba, y en rezago, los sueldos y salarios. Con un equipo de Técnicos hemos procurado hacer una investigación de la realidad nacional con criterio social. No fría y estadística solamente. Sino poniendo detrás de la búsqueda de cada cifra ese poco de ternura que despierta el dolor y también ese mucho de indignación que suscita la injusticia humana.

Debo agradecer muy especialmente a algunos compañeros que están aquí. Al c. Luis Heysen, que me ha proporcionado datos sobre economía agraria; al c. Manuel Vásquez Díaz, de paso por el Perú, con quien he consultado las líneas generales del problema; al c. José Antonio Genit, y a tantos otros de la Secretaría Estadística o del grupo de ingenieros apristas. Pero muy especialmente a un modesto y desconocido gran valor del aprismo, que ha trabajado de una manera sistemática y seria investigando la realidad social de este problema y señalando sus causas, que es la Secretaria Nacional de Estadística, la c. Hilda Gadea de Guevara. (Aplausos)

El Chofer que aprendió por correspondencia

Es probable que algunas de nuestras conclusiones acusen deficiencias. Los métodos de investigación de que se dispone no son perfectos. Se ha realizado un considerable progreso en la presentación de las estadísticas peruanas. Pero todavía faltan datos porcentuales que permitan al investigador arribar prontamente a conclusiones. Y así, casi todos los datos de tendencias han sido conseguidos por este equipo que ha trabajado para ustedes.

Es probable también que hayamos incurrido en errores. Pero la visión general del conjunto yo creo que acierta en el enfoque. Vamos a intentar señalar las causas principales. En verdad, esta exposición la venimos preparando hace 35 años. Yo creo que me voy a demorar un poco menos en exponerla. (risas). En todo caso, de allí nació la idea de conseguir sillas para esta Aula Magna. (aplausos)

Con la economía pasa un poco como con la gente que viaja en automóvil. La gente se sienta en el auto, va de un lado a otro, pero no tiene idea de como funciona la maquinaria del automóvil. A veces pasa esto con los propios choferes que conducen. Yo les decía hoy a unos compañeros: hay dos maneras de aprender a manejar autos. Una por correspondencia y otra empíricamente, practicando. Hay algunos que han aprendido economía por correspondencia, es decir, la estudiaron solo en libros europeos, y han olvidado la realidad nacional, que es tan diferente.

Se parecen a un chofer que aprendiera su oficio a través de un carteo con las fábricas inglesas de automóviles. Le habrán explicado todo a la europea. La bocina tiene un toque débil porque es país acostumbrado al tráfico. También advertirá que el auto europeo tiene poca altura sobre el suelo, que es como se dice, chato, bajito. Notará su mecanismo de chispa mas o menos regulado, para que funcione al nivel del mar. Cuando ese chofer que, aprendiendo por correspondencia, pretenda manejar en el Perú, notará que la realidad peruana es un poco diferente. Si viaja por las altas curvas andinas, por esa maravilla de paisajes en donde la marcha en automóvil es una hazaña, y su débil bocina hecha para la neblina londinense, es muy probable que un impetuoso camión serrano lo atropelle (risas).

Y si cruza el camino provinciano terroso y todavía no asfaltado, es muy probable que ese auto chato tropiece con las piedras. Siempre hay piedras en los caminos del Perú. ¡Tenemos buenas piedras! Especialmente, hay algunas muy singulares (risas y aplausos). Además, hay que subir a las alturas y manejar a 4,000 metros, que los ingleses solo conocen cuando pasa el Sputnik o el Explorer. Aquí se maneja automóvil a 4,000 metros, y se necesita una chispa peruana, ligeramente distinta a la chispa europea.

El chofer que aprende empíricamente, solo por práctica, también sabe manejar. Pero cuando se sabe manejar. Pero cuando se para el motor en mitad de un camino, cuando el auto lanza sus últimos estertores, y el motor se detiene ¿qué hace el empírico? Destapa el auto para ver si es de verdad que hay 40 caballos dentro del motor como anuncian los avisos. (risas)

Entonces, esto es muy peligroso. A veces hay empíricos, o doctores por correspondencia, que quieren manejar el automóvil de las finanzas públicas. Y resulta peligroso, porque pueden conducir a una situación difícil. A veces parecen arrogantes y pretenciosos, pero en verdad es que no saben por donde van. Me hace acordar al cuento de aquel conductor de automóvil Ford que pasa raudamente a otro que maneja un Chevrolet y le grita: ¿Conoce usted el Ford? Parece un grito de desafío. El conductor de Chevrolet, estimulado por el reto, aprieta el acelerador, y logra pasar al otro, y le dice: ¿Conoce usted el Chevrolet? Con gran sorpresa, en otras las rectas que conducen hacia el sur, vuelve a pasar el Ford a una gran velocidad, y dice nuevamente: ¿Conoce usted el Ford? Unos kilómetros más allá, cuando el Chevrolet se apura para poderlo alcanzar, encuentra que el Ford ha dado cinco vueltas de campana. Aparece su conductor, y el del Chevrolet le dice: “Y usted era el que me gritaba ¿Conoce usted el Ford?”, y el otro responde; “¡Claro que gritaba! Era para que me explicara como se detiene el Ford” (risas y aplausos)

¿Qué es la inflación?

Aquí puede ocurrir una cosa parecida. Pasan raudamente los precios a gran velocidad. La inflación nos lleva a 100 km por hora. Hoy estuve ojeando una “Tribuna” del 46, leyendo los avisos. Los diarios en esa época costaban 30 centavos. Una sastrería ofrecía trajes de pura lana a 300 soles el terno. Un viaje a Piura costaba 40 soles. Y las entradas al cine 1.50. Era la época de la influencia aprista. ¿Qué son esas cifras? Simplemente un recuerdo perdido. No creemos que nadie pueda reestablecerlas. Y lo decimos nosotros, para que no vaya mañana alguien a contarnos el cuento de las cifras viejas, diciendo: “en el tiempo del gobernante fulano de tal las cosas costaban tanto y ahora cuestan cuando”.

En realidad, todas esas cifras, esos precios, los del 47 o de los años siguientes, son como las golondrinas de Bécquer: “ya no volverán”. Son las victimas de la inflación. Lo que hay que procurar ahora es que no sigan escapando los precios. El costo de la vida sube a diario. Es el fenómeno constante. Con Pedro, con Juan, con Antonio, con Luis, con cualquiera. Esto ocurre desde los tiempos del paraíso terrenal. Entonces, Adán adquirió a una señora a cambio de una manzana, pero hoy las cosas han subido notoriamente de precio (risas). Y eso que, en el paraíso terrenal, Adán era el único comprador. Aunque es verdad que Eva era la única mercadería. (risas)

Bueno la gente pregunta: ¿Quién tiene la culpa de que los precios suban de ese modo? Y todos a una responden: ¡la inflación! Y este término está muy extendido. ¿Qué es la inflación? Es el distinto ritmo con que crecen los medios de pago con relación a la cantidad de bienes y servicios que se crea.  Pero dirán ustedes ¿y que son medios de pagos? Voy a entrar en un terreno un poco árido y complejo. Procurare hacerlo visible, porque aquí yace la esencia del problema. Medios de pago son los billetes, y también los cheques bancarios.

El Billete es un símbolo

¿Qué es el billete? Es un símbolo. Un símbolo que responde a la necesidad del hombre de cambiar una cosa por otra. Al principio se cambiaban los productos directamente; huevos por papas. O lo que fuere. Todavía se practica ese sistema en algunas comunidades que usan el trueque directo. Pero pronto se necesitó algo que fuese una unidad de medida, fácilmente intercambiable. Se usaron muy diversas cosas.

En la época romana, por ejemplo, se empleaba el ganado, que en latín se dice “pecus”. Es el origen de la palabra “pecuniario”. En otra época se uso la sal, se pagaba con sal el trabajo obrero: de allí viene la palabra salario. Hasta que se encontró el oro, metal divisible, de mucho valor intrínseco, y fácilmente intercambiable, por el que todos tenían interés. Pronto el transporte del oro obligó a buscar un sistema distinto. El oro no crecía en la proporción que crecía la riqueza. Entonces nacen los primeros certificados de depósito, que otorgaban los tenentes del oro. Poco a poco se crearon los billetes, o el papel moneda representativo de ese oro.

Si alguno de ustedes lee la literatura jactanciosa que tiene cada uno de los billetes que llevamos en los bolsillos, advertirá que dice que el “Banco Central de Reserva pagara al portador la suma tal en oro”. Pero si usted se presenta al Banco a intentar cambiar ese billete en oro, es muy probable que los envíen al manicomio (risas)

En febrero de 1958 había una emisión de billetes por un total de 2,439 millones de soles, según expresa el boletín del Banco Central de Reserva, mes de marzo, Pag 6. Para respaldar esta emisión, sumando el total de las reservas de oro propias, y las que hay en el exterior, más la cuota del Fondo Monetario, más la calderilla y todo lo que puede respaldar físicamente esta emisión (encaje), el Banco Central tiene un total de 197 millones. Lo que quiere decir que el billete es un símbolo. Sobre una base de 197 millones en oro, la famosa “maquinita” imprime billete por un total de 2,439 millones, o sea 13 veces más.

Pero ¿quién maneja la maquinita? Y, además, ¿el billete es la única clase de medio de pago existente? Aquí empezamos a conocer otros aspectos que son sumamente ilustrativos del problema. Es el análisis de lo que se llama “moneda giral”. La moneda giral son los cheques bancarios, que tienen una vida aparte de los billetes. No los imprime la “maquinita” Pero todos ustedes saben que cuando se transan cantidades importantes, nadie paga uno sobre otro en billetes. Se paga con cheque. El que lo recibe lo deposita en el banco. Y compra otra cosa con otro cheque. Y así en cadena, un cheque engendra otro, y comienza a circular una gran cantidad de dinero o medios de pago con cheques, aparte de la maquinita aparte de los billetes. ¿Eso está mal?

Todos, tienen su banco, en realidad. Unos usan los bancos con puertas de bronce a la calle. Y otros tienen bancos privados En la casa, por ejemplo. Suele la madre ser el banco de los hijos. La señora, el severo banco de los esposos. Otros usan como banco el escondite debajo del colchón. Pero todos, quien más quien menos, tienen la costumbre de hacer reserva de dinero, y depositarlo para movilizarlo después.

Bien. Los billetes depositados en los Bancos, en enero del 58, según el boletín, pág. 10, sumaron 409 millones de soles. Y los depósitos en cuentas corrientes, más los depósitos a plazo, más los depósitos de ahorro, sumaron un total de 6,040 millones. Entonces surge la pregunta. ¿Como se han depositado 6,040 millones, en cuentas corrientes y de ahorros, si solamente hay 409 millones en billetes? Porque no todos los depósitos son en billetes. Muchos son en cheques. Es el mecanismo. Pedro gira un cheque y Juan lo deposita. Antonio gira otro cheque y Luis lo deposita. Y así el cheque o moneda giral se convierte en medio de pago que manejan manos privadas., Pedro, Juan, Antonio o Luis. Aquellos que disponen de crédito en los bancos, y giran letras entre sí, y crean moneda giral.

Con esta multiplicación de la moneda giral los bancos están en aptitud de prestar. El total de los prestamos bancarios en enero del 5, según la misma fuente, pág. 11, suma 5,303 millones de soles. O sea, en síntesis, el mecanismo de los medios de pago es como una pirámide inversa. La punta tiene una base de 200 millones de oro. Con estos 200, la maquinita hace 2,439 millones de billetes, los bancos hacen créditos por 5,303 millones. O sea, en cifras redondas, hay una capacidad de medios de pago de más de 7,000 mil millones de soles, creados en parte por la “maquinita” que imprime billetes, pero en gran parte por los sectores privados que manejan el dinero giral, o los medios de pago. (ver cuadro No1)

El mundo está enfermo de inflación monetaria

Quejarse de este sistema sería un error. ¡No hay otra técnica contemporánea que pueda satisfacer las necesidades crecientes de la producción y los servicios que esta técnica del símbolo, expresada en el billete del Banco Central o la moneda giral a través de los bancos! Lo importante es recoger la simbología del mundo privado para proyectarla en la economía estatal y observar cómo se usa este sistema. Podríamos compararlo con la sangre del organismo. Si falta sangre, o sea medios de pago, el organismo se vuelve anémico, exangüe, débil, languidece. En cambio, si tiene demasiada sangre, es muy probable que sufra un ataque de apoplejía. O es como el agua. También sirve para regar, pero en exceso inunda o ahoga. O como el fuego, que sirve para calentar en las noches frías de la sierra, pero también arrasa las casas. O como el aire, que puede empujar, para que den vuelta los molinos, pero también, huracanado, destruye las casas y desgaja los árboles.

La existencia de medios de pago simbólicos no es mala en si misma. Depende de cómo se usa, de que ritmo lleva en relación a la producción y los servicios. SI excede la formula normal, se convierte en flagelo de una inflación sin objetivos.

En realidad, se ha abusado de este símbolo. La II Guerra Mundial nos dejó dos flagelos: la gripe asiática y la inflación. Y de esta enfermedad todos cayeron enfermos. Los vencidos, Alemania y el Japón, que se han curado a sí mismos, después de 10 o 12 años. Y también los vencedores. Francia es un ejemplo. Hoy recibe propuestas de prestamos de Alemania, la vencida. Aun poderoso Tío Sam, cuyo ritmo de inflación es superior al de 7 países de América Latina. Estas guerras mundiales, como en las películas de “cowboys”, no solamente mueren los combatientes, vencedores o vencidos, sino también los testigos, el operador de la película. Todo el mundo ha resultado enfermo de la inflación, incluso desde luego nosotros, los testigos, los países de América Latina. ¿Por qué? Porque estamos pagando los gastos de la II Guerra Mundial y los preparativos de la tercera conflagración. Esta es la gran verdad que yace en el fondo de la historia de estos años. (Aplausos)

Cuando apareció sobre los cielos del mundo el primer Sputnick, inmediatamente el presidente de los Estados Unidos voto 2,000 millones de dólares sin vacilar. Pero esos 2,000 millones de dólares no respondieron a ningún aumento de producción. Fueron una necesidad, y se emitieron con la maquinita americana. Esa emisión determinó una lógica alza de precios en los Estados Unidos. Y como nosotros compramos en EE. UU. un 50 por ciento de lo que importamos, por carambola resultamos afectados por la inflación americana. Por causas análogas hubo inflación en los países que hicieron la guerra y en los países que se aprestan a conjurar la tercera. Esta inflación abarca a todos el mundo. Frente a esta inflación no hay como defenderse. No hay cordón sanitario que valga. Los precios importados llegan más caros, e inciden por contagio en los precios nacionales. Se produce así un ritmo de inflación de inflación que tiene causas internacionales. Y es honrado para aquel que intenta descubrir de veras las causas del problema, señalarlas con probidad intelectual. Nosotros tenemos la manía criolla de echarle la culpa al gobierno. Es el mejor sistema. Así se puede hablar mal de alguien todos los días. Cuando hay democracia, se protesta a grito herido. Cuando hay dictadura, a “sotto voce”.

Pero de todas maneras hay que echarle la culpa a alguien. Esta es una falsa manera de mirar los problemas del país. Debemos ver las causas reales. Y ver en qué medida nosotros somo culpables, por indiferencia, o por desconocimiento, o por descuido, o por complacencia, de que esas causas profundas sigan operando en el país, y causando daños mayores de los que se puede esperar con una política que limite o frene los efectos de la crisis mundial.

Debemos advertir que también en los países vecinos se producen aumentos en el costo de la vida. En Colombia, hay un ritmo de 9.6% anual. El Brasil tiene un ritmo de 15.4%, Chile de 35% y Bolivia tiene un 63% de aumento anual del costo de vida, todos desde el año 1946 a 1956.

Frente a estos hechos, que son de orden mundial, la simple actitud de la queja, de la rabieta, del lloro o del insulto, no resuelva el problema. ¡Los precios no hacen caso! Se puede decir a los precios todas las palabras que se quiera, licitas y las prohibidas, pero los precios seguirán impertérritos su marcha ascensional. Lo que se necesita es investigar, proponer medidas y señalar las causas que engendran estos males, para crear una gran voluntad colectiva que sea capaz de ponerle atajo a este flagelo. (Aplausos)

En primer lugar, una de las tesis más extendidas es culpar a la “maquinita”. La maquinita se ha hecho muy popular. La maquinita hace billetes. Las cifras confiesan (Boletín Pag 6) que la emisión de billetes aumentó de 502 que era en 1945 a 2,279 en 1956, O sea un aumento de 1,777 millones, que representa un aumento de 35% anual. Este es el ritmo de la maquinita. Avanza a 35 km por hora.

Desde cierto sector se culpa exclusivamente a los prestamos al Gobierno, y se señala que los prestamos al gobierno son el principal factor que engendra esta aceleración de la “maquinita”. El Boletín, en la pág. 8 indica que desde el 45, que eran 570, hasta el 56, se aumentó en 823 millones los prestamos al gobierno, o sea con una tasa media de 16.3%. ¡Como ustedes pueden ver, es difícil que un vehículo que marcha a 16Kms por hora empuje a otro que marcha a 35! La verdad es que algo ayuda. No pensamos negar esta circunstancia. Pero no sólo ahí está la causa del problema. (ver cuadro No. 2)

Y aquí vale la pena detenerse un instante para señalar una circunstancia que señalo con mucho acierto el c. Prialé el viernes pasado. Y es que no se ha hecho suficiente luz sobre la bomba de tiempo que nos dejó el régimen felizmente ido. Como ustedes recordarán, poco antes de irse, aquel régimen dispuso un alza general a todo el mundo, como quien dice “el que venga detrás de mí, que arree”. Y entonces, según boletín, pág. 8, aumenta la deuda al gobierno en 775 millones. Quiere decir que si nosotros restamos del total de 1,393 millones de prestamos al gobierno la suma que obligo la deuda de Odría, la deuda del gobierno habría sido solamente de 618 millones de soles, que en relación a la inicial de 570 habría significado un alza tan solo del 1% anual.

No son, pues, únicamente los prestamos al gobierno la causa del crecimiento de la emisión de billetes. Hay otro factor, el mas veloz de la familia, el Arnaldo Alvarado de este grupo, que es la suma de créditos, prestamos y avances otorgados a través de los bancos, que en 1945 parte con una cifra de 657 millones para llegar el 56 a 4,816 millones (boletín pág. 15), lo que significa un aumento de 63.2%, que esta señalando, por su propia estructura, que ha crecido sin ninguna relación con los otros. Su ritmo de crecimiento, incluso, es superior al de los depósitos del público en los Bancos. En el mismo Boletín, pág. 14 se indica que los depósitos crecieron del 45 al 56 de 1,108 a 5,655, o sea a un ritmo de 41%. Y, sin embargo, los prestamos aumentaron a un ritmo del 63. Estamos frente a una enorme expansión de los medios de pago como consecuencia de los créditos que los Bancos otorgan. Debía haber un cuadro, pero mientras lo preparan les contaré un cuento. (Risas) (Ver cuadro No. 3)

El cuento del Sofá

Echarle la culpa a los Bancos es un error. Es como el cuento del sofá. Ustedes saben que un padre muy preocupado por la dicha de su hogar tuvo la precaución de observar por el ojo de la cerradura, y vio que su hija estaba en conversación muy coloquial con un pretendiente que no era de sus simpatías, en el sofá de la sala. Entonces, para alejar ese pretendiente que no le gustaba, vendió el sofá. (Risas) El problema no es vender el sofá. En todo caso convendría tener un sofá propio también, que se podría llamar Banco de la Nación. Los Bancos son indispensables para seleccionar los créditos, para evitar que pase lo que se advierte en el dibujo ahora desplegado. Allí se ve el destino de las colocaciones bancarias. El comercio absorbe un porcentaje del 41.8%, la industria tan sólo el 24.8%, la agricultura únicamente el 13.8%. Para construcciones el 4%, la ganadería apenas el 1.9%, la minería tan sólo el 1.3% y el gobierno el 0.5%.

¡Este es el destino de los préstamos bancarios! Esto revela que no se intenta resolver el problema básico del país, que es aumentar su producción. El comercio cumple su objetivo, y es importante auxiliarlo, pero la orientación de los recursos de una sociedad hacia aquellas actividades que de veras puedan corregir sus males, partiendo del principio, es decir aumentando la producción. En el uso del crédito bancario, esto no ocurre. Los fabricantes, privados de medios de pago, ocultan el rostro. Son poderosos entes financieros, personas jurídicas o individuales, que tienen capacidad para girar entre si letras y crear entre si créditos. Un ministro de Hacienda, cuyo nombre no estoy autorizado a revelar porque ocupó el cargo ante que el actual (risas), me contó qué con motivo de la esperada alza del dólar, estos poderosos entes privados utilizaron hasta el concho las posibilidades de crédito bancario, para comprar dólares y guardarlos, esperando el alza. El siguió la técnica de restringir los créditos, para obligar a que devolvieran. Yo me permití decirle que era como la técnica que podía seguir la policía ante un edificio de departamentos, donde uno de ellos fuese ocupado por un grupo de “gánster” y que apelara a cerrar las llaves del agua, del gas, y de la luz, a todos los habitantes del edificio. ¡El crédito lo necesita el país! Dirigido especialmente a la producción. Lo que es necesario evitar es que el crédito bancario se utilice por los poderosos para especulaciones de alto bordo que han hecho en pocos meses fortunas de millones. (Aplausos)

Baja la Producción

Conviene ahora ver la base fundamental del problema peruano: el volumen de la producción. En lo que concierne a producción industrial, hay datos en el Extracto Estadístico, pág. 213, bastante ilustrativos. Por un exceso de modernidad, que está muy bien, aplicado la teoría del quantum, la cual mezcla precio y volumen. Esto impide, por falta de homogeneidad en el método, sumarlos con los otros índices que conciernen al aumento de la producción agrícola o minera.

La producción minera, según el Estudio de la Renta del año 56, pág. 89, en el periodo de 10 años utilizado como gran escenario para sacar conclusiones, aumenta de 100 a 171. Pero la población crece también, el aumento de la producción minera por cabeza es solo de 100 a 129, un ritmo pausado. La producción agrícola, según cifras que están el al pág. 70, aumenta de 100 a 169 en términos absolutos. Pero el aumento por cabeza es sólo de 100 a 126, Lo importante, lo sustantivo, para percibir una de las causas básicas que engendran la inflación, es que este aumento de la producción agrícola es de los productos exportables. En cambio, hay algunos productos de necesidad nacional que lejos de aumentar han disminuido. Por ejemplo, el trigo, que era deficitario en esos años, baja de 100 a 91. Es decir, hoy cada hombre en el Perú tiene proporcionalmente menos trigo peruano que hace 10 años. La cebada, disminuyo también de 100 a 97. ¡Pero las menestras bajan de 100 a 57! ¡Y el maíz de 100 a 44! Así se comprende cómo, con ese aumento enorme de los medios de pago, y esta disminución de los productos que el país consume, se acentúa el desnivel tremendo entre el ritmo de crecimiento de los medios de pago y el de la producción peruana. ¡Esta es una de las causas fundamentales del problema! Estamos produciendo menos de lo que deberíamos producir para satisfacer nuestras propias necesidades. Se argumenta que la unidad de rendimiento por hectárea de exportación da para comprar otras cosas. Si el fruto de estos rendimientos de exportación se repartiera proporcionalmente entre todos los peruanos, no habría objeción que formular.

¡Pero buena parte de los beneficiados con los productos de exportación se niegan, con una pertinencia verdaderamente heroica a pagar salarios superiores a 5 soles en sus haciendas! Además, las crisis cíclicas afectan algunos productos y determinan la paradoja de que a veces sembramos lo que no podemos vender. ¡Y en cambio tenemos que comprar lo que podríamos sembrar! Frente a estos hechos, que son básicos, podemos decir que es necesario llevar a la conciencia pública la verdadera causa que determina la inflación. La situación que en se encuentra el país no se debe solo a la “maquinita”, a la que a veces se ve obligado el Gobierno, que no tiene otro recurso para atender a sus servidores. La causa principal es esta mala distribución en el uso de la riqueza, que preservan algunos, con egoísmo, olvidando las grandes necesidades del pueblo del Perú. (Aplausos)

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