Toros: ¿Quién soy y seré dentro de la fiesta?
Soy aficionado a los toros por más de medio siglo y citando a Shakespeare, no William sino Ronald, “estoy dedicando este articulo al futuro, porque sé que allí voy a pasar el resto de lo que me queda”. Los taurinos no somos diferentes a otros seres humanos y por ello mostramos nuestra afición con nuestro hablar, escribir, vestir e incluso andar. En resumen, “belmontinamente” mostramos nuestra afición, de acuerdo a como somos y estamos.
Usualmente, unos más que otros, compartimos afición desde diferentes lugares donde antes lo hacíamos, por ello cada vez más
aparecen nuevos espacios de ocio fuera de plazas y/o restaurantes. Incluso
ahora se incorpora la afición a los toros fuera de horas de ocio, como en el
trabajo y estudio; tanto en el hogar, oficinas y las aulas. Pero la fiesta de los toros sigue marcada por la estacionalidad de los diferentes lugares donde se vive. Por ello si bien todos miran hacia un solo lugar en Domingo de Resurrección, cada recorrido tiene sus propios ritos, sabores y aromas, por ejemplo.
Como todo aficionado he pasado la etapa de “emocionarme de oídas” al escuchar a los mayores, a la de “aprender viendo”. De leer para luego "ver la crónica" taurina, aunque ahora audiovisual, pero no por eso menos emotiva. De esa misma prensa, que frecuente y fácilmente, le pegó a presidentes con el fin de mantener
su visibilidad y ganar reputación de “entendido y puro”.
Pero he visto y leído también, aquellos que dicen “cargar la suerte” acentuando la pluma al dar loas o maquillar "empresas"; o los que insultan a toro pasado y con vinos de por medio. Así como hay toreros ventajistas o veleidosos, la prensa como las figuras del toreo, se alivian o se acomodan “afeitando” crónicas bajo el argumento que se necesita promover la fiesta del ataque antitaurino.
En resumen, soy un privilegiado porque recibí la
formación de padres que condujeron con temple, las broncas embestidas de mi afición.
Que alimentaron mis tauro-sueños con buen pienso, porque no se puede hablar de toros sin haber soñado con el ser
torero. Sin sentir capotes, monteras, muletas y autógrafos;
pero sobre todo, sin ver torear a los mejores.
Con el paso de los años declaré mi amor: tanto a mujer, la economía, los toros y la libertad; y hoy escribo para compartir lo que vi, y por equivocación, no ven otros. También para compartir lo que pienso y siento, pero no por ello soy “prensa alternativa” ni “reventadora”. No adulo, ni me dedico al “publicherry” impreso, radial, televisivo, y menos ahora digital; y cuando junto dos de mis pasiones, hago economía taurina durante los inviernos.
Para mí, toda pasión y en especial la de los toros, es aquella que da algo para uno mismo y puede tener una combinación de diferentes matices. En mi caso personal me ayuda a vivir, ver el poder de conducir con un trapo a una bestia con el “morro” por los suelos; me da mejor comprensión y aceptación, incluso da respiración a mi alma cuando toreo de salón. Esa pasión me ha permitido ver el cambio en el mundo, porque me ha sostenido y me sostiene en momentos difíciles, y me ha impulsado al futuro al liberar mi curiosidad y ayudarme con mis miedos.
Durante mi vida de aficionado, vi como la prensa y la literatura trató la noticia[i], al propio cambio en el toro, la lidia y el toreo; sin dejar de desollar tampoco a ganaderos. Reconozco que muchos son "tratantes" o desleales con la lucha que libra quien les da de comer, el toro. Todo ese desmadre curte, más cuando descubres que a veces te han estado “tocando los costados”, dado que los escritos se hacen desde diferentes orillas o intereses, desde los cuales se les financió o financia.
Mi afición, nació en Lima, particularmente en Acho. Rincón taurino con mayor solera, antigüedad y más al sur del orbe taurino. País donde conviven la lidia a la española y el Yawar Fiesta. Único lugar fuera de España donde un Rey español disfruto de su fiesta; porque el retorno de Paco Ojeda a los toros, tenia que ser en Acho y con la presencia del Rey.
En Acho los toros se ven con marinera en el quinto. El aficionado sabe agitar pañuelo, a ritmo ebrio de baile, de amor y cortejo e incluso antes de haber asistido a corrida alguna. Por que también se canta, previo a la corrida lleno de emociones; mientras se atiende al fiero, con palillos de anticucho. Tantas emociones, que la frase más exacta que describe a Acho la inmortalizo un torero “Si me pierdo, que me busquen en Lima” dijo Manzanares.
Esa afición de la cual les hablo, me formó y se formó, con los medios que por intercesión de la Santísima Virgen fui bendecido. Así, gracias a mis padres pude ver en Acho a los mejores toreros desde mediados de los 60; e incluso fue él, que haciendo lado a su incredulidad, y ya de mayor, me acompañó al camal para recoger mi primer capote. El mismo que no firmó sastre de toreros, porque solo se hacía allí algo más que unas monedas.
Pero la bendición para ser completa, tiene que estar vestida de “purísima”. Madre de esas bravas, buenasmozas y de temperamento, qué por afición a los libros, permitió que en casa me tropezara con el Cossío y otros correligionarios. Si, hablo de esos libros escritos por grandes, que te abren la mente; que amarraron los machos de mi curiosidad, para enfrentar con verdad y valentía mi ignorancia. De aquellos que me hicieron vibrar con sus descripciones de faenas inmortales, las cuales no presencie por no haber siquiera nacido.
Para terminar este obligado “disclaimer” debo aclarar que me he autoimpuesto embestir con verdad a la muleta; que me impide hablar de “defectos” de los que no pueden hablar en su defensa, en este caso del toro. Esa no solo la considero una mala, sino cobarde costumbre, que se ha puesto de moda en la televisión. Si quieres el toro perfecto, “de durce” y para triunfar siempre, entonces busca otra fiesta. Lo digo porque soy un apasionado del toro, de la tauromaquia, y por qué comparto los valores de la fiesta. Así si alguien entendió el mensaje y probó este veneno, entonces mi tarea está hecha. Porque no es justo que se pierda lo que he recibido.
[i] “Cada “revolución taurina” conllevó una metamorfosis de la comunicación.
Por citar algunas, hay cuatro momentos históricos: “Manolete” y esas crónicas y
críticas de pasión; “El Cordobés”, que logró introducir el tema taurino en el
periodismo en su más amplio sentido, con entrevistas, reportajes, artículos,
etc.; Jesús Janeiro “Jesulín de Ubrique” y su vida personal como nuevo comercio
taurino mediático; y, cómo no, José Tomás, una figura que provoca ríos de tinta
y que, sin embargo, él no alimenta, convirtiendo la información prácticamente
en conjetura” Rivera Flores Julia (2012) El Periodismo taurino en las
Universidades Españolas e Iberoamericanas.
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