Flashbacks con Emprendedores Provincianos
En estos días del 2020 previos a una navidad con pandemia, quiero recordar a unos amigos que estoy seguro la están pasando dura. Las dos historias se desarrollaron con dos años de diferencia, la primera en el invierno del 2016 durante un viaje por Ica con Mercy, mi esposa y socia en Project D5, en el cual paramos a almorzar en el malecón del muelle El Chaco (embarcadero para Islas Ballestas). Allí ubicamos a un pescador que llamaré de cariño Marco, el cual escondía su minusvalía física por accidente, detrás de una enorme "plusvalía creativa".
Nos encontramos a Marco, descansando entre su socio y un balde de peladilla el cual administraba con sabiduría para retener al responsable del marketing mientras espera la siguiente oleada de turistas. De su socio puedo decir, que el ser un joven y colorido pelicano no restaba en nada su eficiencia para atraer a la clientela ayudando a Marco a convertir la peladilla en dólares del "Tío Sam" libres de impuestos. Ese malecón ebullía. Tanto que parecía que tenia conexión directa con el aeropuerto en Lima por la gran llegada de turistas aún en plena temporada baja. Recuerdo que las fiestas de Julio arroparon a Marco y su socio junto con llamativos jaladores para restaurantes, certificados guías turísticos y entonados cajoneros y guitarritas y me hicieron soñar en como seria eso en el verano.
Asi, mientras Marco hacia ingresos cobrando derechos a tomarse una pintoresca fotografía junto con su socio y mientras la música de fondo salía de los restaurantes. Llamó mi atención un grupo de adolescentes de colegio, que con la excusa de un trabajo escolar con nota, se acercaban a turistas ejerciendo una sutil discriminación. Si, porque con las turistas lucian “sonrisa añadida a su encantador inglés”. Lo cito entre comillas, porque así me lo dijo una de las encuestadas, y porque además, cuando me lo dijo descubrí que en esa expresión, es joven escolar se había ganado un "mundo de oportunidades".
Recuerdo que corroídos por la curiosidad y lo gracioso del comentario, Mercy y yo, nos acercamos a conversar con ellos. Descubriendo que al final de una encuesta que bien podríamos llamar general, recogían un pequeño tesoro. Nombre, correo electrónico y país de quien la resolvía. Nos miramos, y sonreímos con complicidad porque nos alegró intuir que alguien detrás de todo ello, buscaba desarrollar email marketing aunque sea de manera incipiente. Luego de intercambiar abrazos de despedida con los muchachos, nos alejamos. No sin antes alentarlos a seguir socializando con los turistas y mejorar su inglés.
Vuelo imaginario de por medio, la segunda historia ocurre en la primavera del 2018 en Washington DC; durante una feria artesanal desarrollada en el Museo Nacional de Indígenas Americanos ubicado en el "national mall", Donde producto de mis actividades de voluntariado colaboré con el consulado ayudando como traductor y me integre con artesanos peruanos. Que más que artesanos para mi eran tremendos artistas. Allí compartimos dos días en los cuales, estos compatriotas que llegaron cargados de sueños pudieron recuperar los costos del esfuerzo de venir a colocar sus productos directamente y darse a conocer. Durante esa feria se mostró de todo, pero lo que rompió en venta fue un pequeño silbato que imitaba el trinar de un pajarillo a 5 dólares, sino mal recuerdo.
Espero que la foto que adjunto pueda mostrar el esfuerzo y empeño que pone un pequeño emprendedor el preparar su participación en una feria. No solo teniendo el surtido que signifique cumplir los objetivos, cubrir los costos de la aventura, sino el de enfrentar a sus propios miedos. Pero las antiguas ayudas memorias llamadas "guías para exportar" con las cuales aún se trata de evitar los errores frecuentes que todo principiante comete; no son suficientes para descubrir lo que tendrá éxito de venta o no. Asi que habia que cargar con todo incluidos los miedos y con mucho cuidado.
Transcurridos 4 años y medio desde ese 10 de julio del 2016 que entramos al malecón mucha agua a pasado bajo el puente. Por ejemplo hoy la violencia deja muertos e incomunicación por segunda vez en 30 días en el sur del país; y el virus liquidó, el movimiento turístico que los gobiernos de turno no pudieron (a pesar del esfuerzo). Lo de bueno, es que la tecnología no destruyó sino obligó a evolucionar, dando paso a redes de chats y video conferencia que son forma "eficiente" de socializar y comunicar.
Por ello, la burocracia del #burrovirus que promueve el comercio exterior en pandemia, por lo menos debe tratar de engañarnos y decir que sus creativos han desarrollado una campaña musical con #YanMarco para que colegiales puedan aprender, desarrollar y ejecutar email marketing; o que han juntado un poco dinero del catering y la publicidad de su presupuesto para invertirlo en la capacitación de futuros "artesanos marketeros". También que les han ayudado a promocionar video ferias itinerantes usando redes y que aunque lo máximo hubiera sido que dinero de reactiva fuera usado para comprar "emails" distribuidos por zip-codes en los condados de más alto ingreso en los estados unidos y promocionar venta directa.
Hoy la cosa está muy simple, debemos alentar el "sálvate como puedas" a través de #ArtesanoRecurseate por ejemplo. Porque parece que Marca Perú es la marca de otros peruanos, que solo ha servido para dar dinero a los canales y no ha estado alentando el sueño de los pequeños peruanos. Hoy 22 de diciembre me uniré en oración a mis amigos que la están pasando mal, en vez de acudir al pedido del Papa Francisco a que rece por él, dado ellos lo necesitan más.
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