¿El porqué del tirón taquillero de Andrés Roca Rey?


En las corridas de toros, el público tiene un papel muy importante, porque forma parte del espectaculo y porque sostiene su existencia. Pero el público taurino es variopinto y muy dificil, tanto que a veces es la única bestia dentro de una plaza de toros. Bueno pues, hoy voy intentar dar forma a mi opinión de porque se genera el idilio entre Andrés Roca Rey y los publicos en distintas partes del orbe taurino. 

Voy a adelantarles mi conclusión, para la cual iré desarrollando paulatinamente el sustento a lo largo del artículo. Así estimo yo que Andrés logra identificación con aficionados de diferentes generaciones y de diferentes lugares porque como torero “sintetiza a varias máximas figuras del toreo y ofrece en sus primeros 4 años de matador, lo que Manolete Dominguín, Benítez y Espartaco o Ponce por ejemplo impusieron”. Porque además del éxito frecuente con que se rodea, atrae a los de su propia generación con su carisma y personalidad, y porque los medios (españoles o de los países donde torea), le identifican y utilizan como un icono generacional, reforzando su magnetismo.


Dentro del mundo del toro Andrés Roca Rey muestra un toreo: “de quietud y arrimarse al toro”. Actitud de valor que está tan presente, que no solo provoca la admiración de los aficionados, sino de los profesionales. Pero que además respeta muchísimo a sus públicos. Pero todo ello ya estaba en el pasado y fue tan característico del califa de Córdoba Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete”. Así Roca Rey se entrega con su toreo sin diferenciar lugar y momento, repitiendo quites y faenas, sin distinguir plaza y cuánto paguen por verle. Crea noticia con sus actuaciones, es un revulsivo para la fiesta creando noticia.

Por ejemplo, yo no vi a Manolete actuar en Lima. Pero recuerdo lo importante que fue para la familia la anécdota de mi Tío abuelo Apolonio Orbegozo, por su viaje de Trujillo a Lima para ver actuar a Manolete en Acho a inicios de 1947 (meses antes de su muerte). No fue el viaje de un ricachón o de un familiar adinerado. Fue el viaje en barco de un hombre aprista humilde, que debía pagar su estadía en otra ciudad con el fruto de su trabajo. Todo ello para ver a su ídolo de oídas, porque nunca le había visto antes. Para ver como este gigante, iniciaba sus faenas con estatuarios o como se pasaba los toros tan cerca y tan quieto al torear. Hoy lo podemos ver con la ayuda de la tecnología. Así que les iré adjuntando enlaces de videos donde le puedan apreciar y ahorrarles el viaje en barco.

Roca rey como torero permite con su toreo clásico de pureza y poder ver hoy lo que hacía Manolete. Es cierto que no es el mismo Manolete en persona, pero se pueden identificar rasgos, como su: seriedad en la plaza, quietud y cercanía al torear, conjuntamente con una lograda regularidad, aunque aún no ostenta el número de puertas grandes en Madrid, puertas del príncipe en Sevilla o rabos, que lo eleven al olimpo de los dioses del toreo o a un califato en Córdoba.

Pero el toreo de Roca Rey también muestra al huracán de Luis Miguel González Lucas conocido en el mundo del toro como “Luis Miguel Dominguín”. No con palabras sino por su lento, desafiante, provocador y orgulloso andar en la plaza y delante del toro. Con su andar y arrogancia al plantarse en los paseillos, muestra que no le tiene miedo a nada y se muestra con tanta ambición que los públicos saben que no dudara en desafiar a toros y toreros. Aunque a diferencia de Luis Miguel, (aún) no se ha metido con empresarios o el público. Roca Rey no ha dudado en confrontarse con todos en la fiesta. A diferencia de Dominguín no usa banderillas y muleta, sino su capote y muleta para demostrar a los públicos las cosas que él puede hacerle a los toros a diferencia de otros. Se sabe superior. Se sabe capaz de hacerle a cualquier toro, muchas más cosas que otros toreros. Incluso se arriesga a hacérselo antes que nadie, como abrirse de capote para recibir a los toros sin pararlos y quitarlos por “Gaoneras” (toreando de frente y por detrás).

Así a la definición del toreo de parar, templar y mandar. Andrés añade también el acento del largo de los muletazos de Dominguín girando sobre talones sin mezquinar en el número. Porque el poderío contundente se logra con el número, series de cinco o más, ligados con el de pecho. Son la muestra de su poderío y valor. Pero ese largo muletazo de Andrés es producto de destacar también el citar, echando el trapo por delante trayendo toreado al toro, pero manteniendo la obligación de rematar el muletazo para ligar el siguiente. El toreo de Roca Rey de muletazos completos demuele a los toros, por los cual no indulta con frecuencia.

Desde su presentación con Pocosol de Victoriano del Río en 2015, Andrés ha caracterizado su carrera por triunfos con regularidad, pero aún sin gestas. Porque su presentación en Madrid con los cárdenos no se puede llamar una gesta, por ser fruto de un acto de la suerte como resultado del bombo. Pero también puede hacer las faenas de sus “compañeros”, esas eternas de medios muletazos ante toros de medio gas y que llevan como colofón la borrachera del indulto. Así a diferencia del mito en el mundo de los toros, del autoproclamado número uno de los toreros Luis Miguel Dominguín. Andrés Roca Rey no ha abierto la boca para decir que él era el mejor y el primero; sino que le ha bastado que los otros toreros le miren y digan “este está loco” cuando le ven toreando y que en el ruedo no hayan podido sostener la competencia.

Pero hay un aire más que me llamo mucho la atención cuando le veo torear y es el mechón rebelde. Si ese mechón rebelde que quiero pensar recoge de Manuel Benítez Pérez “El Cordobés”. Pero no solo eso he observado que habría recogido, sino sobre todo su capacidad de análisis de los públicos y de hacer lo que ellos no esperan. Roca Rey incluso desafía a sus mentores y no sigue sus indicaciones cuando el arrebato por lograr lo que quiere se pone de por medio. Andrés atrae nuevos públicos, jóvenes de la sociedad actual española, que a diferencia de Benítez no le consideran el “torero de los pobres”. Hablan de Andrés por todas partes, aunque sin llegar a los niveles de Benítez, porque aún no hay portadas como las de la revista Life, pero hablan del personaje que se va mitificando poco a poco, día a día.

El criterio de Roca Rey al torear, que no solo se ajusta a lo que pide el toro, sino que improvisa de acuerdo con su sentimiento del momento; haciendo incluso lo que los públicos no esperan, pero quieren. Es una vuelta de rosca a ese concepto que explicaba Benites en propias palabras “yo me asomaba a la puerta de cuadrillas e inmediatamente me metía dentro del público. Sin darme cuenta ya sabía lo que el público me iba a pedir esa tarde”. Me causa gran sorpresa identificar esto porque aún no logro entender como recoge o desarrolla esta habilidad de Benítez, más aún cuando entiendo no han hablado.

Es indudable que Roca Rey demuestra que no solo es importante saber de toros o de lidiarlos; sino de ser capaz de unir esas tres ramas: toro, torero y público; y que la tiene bien presente, tanto que incluso por mucho repetir las “espaldinas” por ejemplo, le desarrollo anticuerpos en Madrid. Aunque últimamente sorprende con más variedad y mejor resultado. Por ejemplo, echándose el capote a la espalda en quites, inicios de faena de muleta de rodillas toreando en redondo, ligando lo inimaginable o rematando con el de pecho muy pero muy a la hombrera contraria.

Obviamente hay una diferencia enorme entre repetir “espaldinas”, inicios de faena de rodillas o quites cambiando el viaje muchas veces, con el salto de la rana, la avioneta y otras excentricidades de Benítez, pero al final ambos tienen el mismo fin, atraer al gran público: mujeres y hombres sin afición, así como turistas del mundo. Pero además de lo anterior, ¿que ha permitido a Andrés a concretar sus logros?



Para mí, un factor determinante es su profesionalismo. Ese profesionalismo que llevo a Espartaco a mandar en el toreo cuando Ojeda aún estaba en plenitud. O el Profesionalismo de Ponce que sabe lo que cuesta cubrir el orbe taurino año a año. Ese Torear de primavera a primavera, pero con regularidad e impacto; tanto qué, si el toro no embiste, embiste él. Pero además con una notoria mejoría en su tauromaquia, sin estancarse, sin demostrar resentirse en el paso al cuatreño en puntas y con trapío. Ojo que desde mi punto de vista Ponce o Espartaco no le llegan ni a los talones a Manolete, Dominguín o incluso Benítez, pero su profesionalismo para vestirse de torero en toda plaza y todo día en que fueran contratados, convierte el verbo “estar”, en virtud suprema del toreo.

Cumplidos los 23 y los 4 años de alternativa, Andrés Roca Rey ha demostrado no solo su capacidad de generar empatía con los públicos en todos los lugares donde se presenta. En algunas plazas más que en otras obviamente, tanto que en Pamplona es casi un Rey por ejemplo. Pero toda máxima o primera figura del toreo siempre ha generado anticuerpos, producto de la envidia de partidarios de otros toreros. Ojo, que no es solo aquello que se conoce como “el peso de la purpura”, sino la descalificación, “el declararlo muerto para el toreo” esa evidente animas versión que ya se observó durante su presentación ante los Adolfo en el último San Isidro. Ese rechazo que poco a poco se ira acentuando o haciendo más evidente, así como crezca el número de sus partidarios.

Pero que aporta de nuevo Andrés Roca Rey en este momento al toreo. Si en este momento en que se discute tanto sobre la tauromaquia en España y varios países del mundo. Aporta lograr hacer máxima noticia delante de la cara del toro, hacer cosas que impresionan a todos. Pero sobre todo hacerlas con el atractivo de la personalidad e inteligencia de un hombre joven y natural, que hace estas cosas impensadas a los toros como su forma de vivir y de disfrutar la vida.

Pero como se caracteriza este momento. Este momento en que el rito de la tauromaquia y su esencia la muerte del toro está en plena discusión de aceptación social, sin importar si se es animalista o no o si se abraza la afición de los toros. Todos en mayor o menor medidas están en contra del sufrimiento innecesario o incluso de la exposición del sufrimiento para el divertimiento. Pero el toro de lidia se cría exclusivamente para torearlo y matarlo en la plaza; sino el toro no existiría seria ganado de carne, salvo que lo eches de semental y si no es así sería una carga, luego en todo caso hay que matarlo.

Dentro de esto, Andrés Roca Rey retoma la esencia de la suerte suprema del toreo, es decir la forma en que a mi entender: mejor y con menos sufrimiento se matan los toros. Andrés enfrenta este momento, por un lado, toreando con tal poder que lleva a la conclusión que “el toro te pide la muerte”, que se encuentre tan entregado y en el momento que se hace evidente que está pidiendo la muerte y casi se mate solo. Pero por otro, se pone (en corto y por derecho) en el sitio y a la distancia que la muerte se enfrenta de igual a igual y se hace corta, con el menor sufrimiento, pero a la vez espectacular y grandiosa por su honradez.

Andrés Roca Rey un joven nacido en Perú pero ciudadano del mundo, con su personalidad enfrenta su pasión por el toreo, aquella que le hace vivir. Cuida sus "maneras" en el toreo como cuida de sus palabras en entrevistas al darse a conocer; a pesar que solo terminó de estudiar la escuela por internet. Habla con naturalidad de si mismo, y de sus experiencias de vida. Como aquella de ir a España a los 14 años, de sus primeros becerros en su país natal o de la Escuela taurina de Badajoz. De no saber si iba a funcionar o no en el toreo. De su toreo, de como preparar su guión, de ese prepararse para lo que pueda venir y lo que pueda pasar. Y una vez que sale el toro vas haciendo lo que vas sintiendo.

Andrés Roca Rey aporta a este momento su valor, constancia, superación y rotundidad lo que junto a su juventud y atractiva personalidad hacen mezcla explosiva para atraer a nuevos públicos. Andrés habla con timidez del miedo que pasa en los patios de cuadrillas y callejones, pero más del miedo que pasa en los hoteles. Al ser abierto a hablar de sus sentimientos y de lo que hace con naturalidad. De conversación serena y tranquila, y voz modulada, gusta de agradecer. De espíritu juguetón y natural. Convive con la gloria y el dinero y su ambición por el triunfo. Se cuida de la política y no confronta a los antis, sino que pide respeto. Demostrando incluso que aun duelen las primeras cornadas. Se relaciona con la Literatura y las artes al más alto nivel, usando la coincidencia con Vargas Llosa de compartir país natal, de residencia, así como la afición a los toros. En esa relación se florean mutuamente con Inteligencia, con brindis y oratoria por calles y plazas.

Veremos qué pasa en el futuro con Andrés Roca Rey porque en la historia de la tauromaquia hay ejemplos de lo que les pasa a las máximas figuras ante los públicos, que no es lo mismo que ante los toros, a los cuales les cortan las orejas y salen triunfadores a hombros de los demás.

 Luis Zolla

Escrito y publicado originalmente en Nov 22, 2019 mis notas de facebook

Comentarios

Amador Merino-Reyna M. ha dicho que…
Los q hemos tenido la grandiosa oportunidad de situarnos en un burladero sabemos lo q significa tener al toro de lidia a escasos centímetros de distancia. Un torero se enfrenta al toro y hace de la corrida un espectáculo con la sola protección de capote. Roca Rey es un maestro q enfrenta en cada corrida con mucho valor y coraje al toro de turno y con cada pase al sonar de los "oles" hace el deleite del público aficionado.

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